No paráis de sorprenderme
por muchos años que yo viva;
siempre en la sombra,
cercana y distante en las alegrías.
Sois ustedes, madres,
hermosa fuerza de la naturaleza,
el mejor espejo de María.
No encuentro palabras,
ni flores que adornen vuestra sonrisa,
cariño infinito hecho mirada,
Jesús vive en vuestras pupilas.
Si abrazáis con el alma,
al mar desde su orilla;
si besáis con el corazón,
al viento en su mejilla,
¡cuánto no, amaréis a vuestr@s hij@s
que hasta la sangre se rompe
para que Dios os bendiga!
Tributo de esperanza, vosotras,
MADRES,
ejemplo y regalo de vida y ...
de poesía.
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